Por cine independiente, entiéndase las películas que no tienen a las grandes productoras tras sus espaldas. Es difícil para muchas salir del encasillamiento como “películas de segundas”. Tristemente, es la verdad. La razón más grande es, simplemente, que la mayoría de la gente ni siquiera les dedica una sola mirada. Y hay tantas buenas películas que esperan para ser descubiertas.
La primera vez que me crucé con “Trolljegeren” fue mientras miraba cuáles eran las próximas películas que iban a salir en el cine. Lo primero que me llamó la atención fue la noticia de que futuramente iba a haber una remake hecha por Estados Unidos. Pocos meses después, me encontraba viendo la película con mi hermano y agradecía haberlo hecho.

Trolljegeren es una película noruega que cuenta la historia de un grupo de estudiantes universitarios que, cuando se van a un pueblo investigando los extraños ataques de osos en la zona, tienen que enfrentarse con el hecho de que los trolls podrían ser más que una simple fantasía.
Según wikipedia, un troll es “un temible miembro de una mítica raza antropomorfa del folclore escandinavo. Su papel en los mitos cambia desde gigantes diabólicos —similares a los ogros de los cuentos de hadas ingleses— hasta taimados salvajes más parecidos a hombres que viven bajo tierra en colinas o montículos“.
Utilizando el ya famoso mockumentary (documental falso), los jóvenes emprenden una travesía con el cazador de trolls, un personaje como pocos han sido creados en el cine, un hombre harto de su trabajo y poco le importa lo que sus superiores en el gobierno noruego le indiquen. Por que si, el gobierno noruego sabe de la existencia de los trolls y tienen toda una división secreta encargada de mantenerlos bajo control. La película gana puntos por sus detalles: trolls que son vulnerables a la luz del sol, que se convierten en piedra, que pueden oler a los cristianos sin ningún problema, hay toda una clasificación de ellos, etc. Nada de esos bichos sin sentido que hemos visto en otras películas o series, acá están basadas en el folcklore de su nación y en los clásicos literarios. Para aquellos que tienen más o menos idea de sus historias, se sorprenderán por la veracidad con la que están formados. Otros detalles que no hay que perderse son los formularios para el gobierno que los cazadores deben presentar o la escena final, donde el presidente noruego hace una mención de trolls durante una rueda de prensa.
Para ser una película de bajo presupuesto, han sabido cómo aprovecharla. Todos los actores son bastante conocidos en su país, aunque nunca hemos oído sus nombres. Los efectos, aunque no son grandiosos, son bastante buenos, los trolls son impresionantes. Unos paisajes que hacen que uno quiera tomarse el primer vuelo a Noruega para verlos en primera persona. Por suerte, no hay abusos de movimientos de la cámara, algo que es casi común y que, honestamente, me ha hartado de los mockumentarys. Una película que divierte, entretiene y nunca aburre. Una verdadera delicia.
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